Sobre la exposición EL CONJUNTO DE LO VIVIENTE en la Galería Piedras, Buenos Aires.
Las piezas que reúne esta exposición de Paula Massarutti rondan en torno a ciertas preguntas: ¿es posible distinguir entre naturaleza y técnica? ¿cómo pensar entonces lo viviente?
El dominio de la técnica, como esfera de invención del hombre para dominar las fuerzas de la naturaleza y suplementarla allí donde no cumple ciertas necesidades, se convierte en un orden relativamente autónomo que estructura la vida en común. La técnica produce sus propias expectativas y fines que se multiplican; es la asistencia a dicha proliferación en donde se revela que la naturaleza está desprovista de fin. La producción infinita de valor, la hipertrofia de la construcción, la consecución de medios que se vuelven fines en sí mismos (potencia de producción, rapidez, resistencia) sucede sin que podamos saldar la interrogación sobre la finalidad, ¿por qué? ¿para qué?. Estas ideas planteadas por Jean-Luc Nancy en su ensayo “De la técnica o de la strucción”, invitan a imaginar un actual estado de indistinción entre naturaleza y técnica. Si la técnica nos muestra que la naturaleza está desprovista de finalidad, allí donde la lógica del capitalismo y su producción infinita de valor no redunda en la construcción de un mundo más vivible, Nancy nos invita a pensar la strucción (de ‘struo’ arrumar, amontonar), como conjunto no ensamblado, copresencia sin orden. El concepto se desliga de las ideas de organización presente en palabras como in-strucción o con-strucción, para pensar en la “simultaneidad no coordinada de las cosas y los seres”[1] . En El conjunto de lo viviente Paula Massarutti indaga en estas ideas, explorando la indiferenciación entre sujeto-cosa, cuerpo-arquitectura, técnica-naturaleza, arte-ciencia.
Tras la pista de ese pensamiento de la contigüidad y copresencia de las cosas, Massarutti experimenta no sólo con materiales a los que somete a diferentes procesos sino también con la creación de situaciones, a modo de performance delegada, artefactos relacionales que producen cuerpos en estado de pensamiento. Como en una serie de proyectos previos, Massarutti concibe sus piezas como resultado de un proceso de investigación y vínculo con otros, en este caso con las y los científicos de un instituto de investigaciones físico-químicas dependiente de la UNLP y CONICET.
El instituto, espacio-arquitectura-máquina de producción de conocimiento, se hace visible como trama que conjuga elementos humanos y no humanos, una madeja socio-técnica o red, en términos de Bruno Latour[2] , constituída por relaciones sociales, afectivas, económicas y físicas entre cuerpos y artefactos. Los artistas-investigadores se hacen presentes e interfieren con su estar en lo observado. ¿Qué efectos produce la intrusión de un elemento externo en ese conjunto? Un cuerpo como prótesis de otra cosa, que comparece ante, que se sitúa frente, se conecta con. Un cuerpo híbrido, a la vez carne y máquina, cuerpo-cámara. ¿Cómo actúa la ficción en la realidad? ¿Qué elementos vuelve visibles, audibles, pensables?
La indiferenciación como principio está presente tanto en la edición del material audiovisual, así como en el montaje de las piezas en el espacio de la sala. Los discursos acerca del cuerpo se hacen presentes desde la página de una revista científica hasta los logos publicitarios de productos para deportistas que invitan en tono imperativo a ¡disfrutar!. Desde hace un tiempo que Paula redirige sus prácticas artísticas de lo escultórico hacia la desmaterialización, explorando el cuerpo en acción y en el ejercicio de lo vincular como base de su tarea. Utilizando como procedimiento el simulacro y la ficción, su práctica se inclina hacia procesos desarrollados en el tiempo, basados en la acción performática y el trabajo con el cuerpo como soporte y tema de sus investigaciones.
Por operaciones de dislocación o yuxtaposición, el emplazamiento de las obras y las conexiones entre imágenes busca elevar el número de asociaciones posibles, procediendo por acumulación de reenvíos en direcciones diferentes y lejanas. Será la intersección la que vuelva visible la potencia de afectación de las imágenes entre sí y en relación a la palabra, el discurso o tono científico y el cuerpo en movimiento. El trabajo con el montaje como principio de producción de lenguaje y de pensamiento, opera por corte y cincelado, produciendo hendiduras que invitan a pensar a más allá de la imagen, a lo que emerge en su ensamblado. El montaje se volverá protagonista cuando lo que interesa no es lo que vemos sino aquello que emerge entre una imagen y la otra, entre la imagen y el texto, entre el texto y lo que “dicen” los cuerpos. Cuando lo que vemos está constantemente retrabajado por lo que hemos visto o veremos a continuación, Massarutti agudiza la capacidad de afectación de las imágenes entre sí. La operación combinatoria, intersecta mundos allí donde imagen y texto se repelen, donde el sonido y las voces mutiplican las capas de sentido.
En El conjunto de lo viviente, Massarutti entra en contacto con las múltiples dimensiones implicadas en el trabajo dedicado a la producción de conocimiento, pero sobre todo en la tarea de quien se encuentra en estado de interrogarse, de construir sentido respecto de la experiencia de ser viviente en este mundo. ¿En qué se distingue la tarea del científico y la de la artista? ¿De dónde surgen y cómo se negocian los sentidos que otorgamos a las cosas si pensamos en la ausencia de un principio de orden o fin que organice el conjunto de lo viviente?. La investigación hinca con preguntas realizadas a quienes dedican su vida a pensar, para hacer visibles conflictos de poder entre modos de pensamiento. ¿Qué saberes permanecen excluidos de la producción sistemática de conocimiento socialmente valorado? ¿Qué voces silenciadas, interrumpidas? ¿Quién trastabilla cuando el discurso científico sale de una boca llena de dientes? ¿Qué vuelve audible el error, la duda, la repetición? Como el “Árbol de Diana” que es “un cuerpo que no se puede ver pero que funciona como instrumento de la visión”, la exposición de Massarutti despliega un universo de imágenes y representaciones de lo científico que, más que caracterizarlo, vuelve la atención sobre el propio funcionamiento del lenguaje poético y su potencia como modo de pensamiento acerca del mundo.
[1] Nancy, Jean-Luc (2013) “De la técnica o de la strucción” en Archivida. Del sintiente y del sentido. Buenos Aires, Quadrata.
[2] Latour, Bruno (2007) Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropología simétrica. Buenos Aires, Siglo XXI.